martes, 28 de septiembre de 2010

31 años llamando desde Londres


El London Calling festeja
Su trigésimo primer aniversario

Por esta época, hace treinta y un años se terminaba de grabar, en los estudios Wessex de Londres, uno de los discos más importantes en la historia del rock: London Calling de The Clash. Formados en la cresta de la primera ola del punk en Inglaterra, supieron descontracturar aquel movimiento incorporando distintos estilos musicales creando una fusión impensada para la época.

Para fines de la década del 1970 el punk había sido tomado como una moda por las grandes empresas discográficas. El pesimismo, la rabia y la impotencia de una juventud que se enfrentaba con el índice de desocupación más alto del Reino Unido, hizo que la banda tomara su música como un canal de exdpresión de denuncia en contra del sistema capitalista.

Su tercer álbum de estudio, London Calling, no se quedó estancado en la ética simplista que caracterizaba al movimiento hasta esa época, sino que dobló la apuesta incorporando una variedad de estilos como el ska, el blues, el disco y la new wave, combinándolos con letras de alto contenido político como “Guns of Brixton” , que de alguna forma vaticinó los disturbios callejeros ocurridos, en 1980, en la zona; a causa de la brutalidad policíaca y la recesión económica.



El disco tenía 19 temas, lo cual implicaba su grabación en dos long plays de vinilo, haciendo así imposible su compra para cientos de jóvenes fans, muchos de ellos hijos de desocupados. Por lo que la banda le solicitó a la compañía discográfica CBS, que iba a regalar un disco sencillo o single con la venta del LP. La compañía aceptó. Sin embargo, el sencillo fue grabado como long play y vendido en las condiciones erróneamente pactadas. Asi fue como, a pesar de ser un disco doble, el London Calling fue vendido al precio de uno simple.

El título hace alusión a una frase usada en las emisiones de la BBC durante la Segunda Guerra Mundial ("This is London calling...") y su portada que muestra una fotografía de Paul Simonon rompiendo su bajo en The Palladium de Nueva York en 1979, ha sido usualmente reconocida como la imagen emblema del punk y, de hecho, la Revista Q la calificó como la mejor foto de la historia del rock.

Para su 25 aniversario Epic Records lanzó una versión remasterizada mas un disco con grabaciones que se creían perdidas titulado Vanilla Tapes.

Abbey Road, 41 años después


“Por última vez. Como en los viejos tiempos”. Con esta frase, Paul McCartney convenció a George Martin, el productor y arreglista de buena parte de los discos beatles, de grabar un último trabajo, luego de que el álbum Let it be, cuya salida a la venta se demoraba, no hubiera sido uno de los grandes discos que ellos mismos esperaban. Martin aceptó, pero antes preguntó a la defensiva a McCartney si John Lennon estaba de acuerdo, lo que indicaba la inminente separación de caminos concretada meses más tarde.
El 26 de septiembre de 1969 salió a la venta Abbey Road, el último trabajo discográfico de The Beatles, nueve meses antes que Let it be, que había sido grabado antes y que recién saltaría al mercado con la banda ya disuelta.
Abbey Road marcaba historia desde su portada: la foto del disco mostraba a los cuatro músicos cruzando una calle londinense homónima al álbum. Desde aquel flash, ésa esquina cambió para siempre: hoy, miles de fans y turistas esperan su turno para cruzar la avenida y poder retratarse como sus ídolos.
En cuanto al disco en sí, basta decir que muchos lo consideran como uno de los mejores tanto de la banda como de la historia. Mostraba el auge artístico que transitaba cada uno de los Beatles: en el caso de Lennon, la vanguardia en canciones como Because, y la incursión en el heavy metal con temas como Come Together o I want you (She’s so heavy). Paul McCartney plasmaba todo su talento y capacidad en canciones memorables como Oh Darling!, o Golden Slumbers. Hasta Ringo Starr se dio el lujo de componer la alegre Octopus’s Garden, su única autoría solista dentro del grupo. Ni que hablar de George Harrison, que alcanzó la cumbre de su calidad como compositor con las ya clásicas baladas Something y Here comes the sun. Harrison fue, en efecto, el que mejor críticas recibió durante su carrera solista.
“El disco tiene un sonido muy setenta. Yo pienso que son Los Beatles de los setenta, lo que hubieran sido si seguían”, opina Fernando Lotito, cantante de la banda tributo The Shouts. Es que el trabajo de George Martin en la producción y orquestación del disco, y el del ingeniero Geoff Emerick en el sonido, fue una vez más impecable: le dieron al disco lo que necesitaba para ser difícil de olvidar y para demostrar que la banda seguía intacta aún a horas de separarse. Lo hicieron como en los viejos tiempos. Pero por última vez.

martes, 14 de septiembre de 2010

Para volverse loco un rato...


"Escribir sin pensar, Romaña, y sobre todo, no permanecer sin escribir." Éste era el consejo que el imaginario consejero Mago Charamama le daba al protagonista de La vida exagerada de Martín Romaña, de Alfredo Bryce Echenique. Y es así como parecen gestarse las obras del escritor peruano. Ése es el estilo de Bryce, porque parece que escribiera sin detenerse, solamente impulsado por la vorágine de la hilaridad y la ironía. Él mismo ha dicho que sus obras son como un monólogo y que parecen escritas para ser leídas en voz alta.

Bryce Echenique maneja un estilo en el que se mezclan la ironía, el delirio y el humor desopilante con la tragedia, la melancolía y el fracaso de sus personajes, que generalmente son quienes se lanzan a la escritura para narrar sus desventuras en un mundo que les es absolutamente esquivo. Su sello vio la luz en 1970 con su primera novela, Un mundo para Julius, que dos años más tarde ganó el Premio Nacional de Literatura en Perú, y en 1974, el Premio a la Mejor Novela Extranjera, en Francia.


Otra característica de las obras de Echenique es la manera de desarrollar sus historias. En general, la verborragia de sus personajes hace que el lector se entere primero cuál fue el desenlace, para luego conocer su comienzo y más tarde, el nudo.


La vida exagerada de Martín Romaña fue publicado en 1981. Está narrada en primera persona por el propio Martín Romaña, un joven escritor peruano que se muda a Francia con su esposa Inés luego de recibirse de abogado en Lima. Romaña es hijo de una familia de banqueros (al igual que Bryce Echenique), pero a menudo reniega de su condición pudiente, y demuestra un fuerte arraigo a su tierra (al igual que Bryce Echenique). Tímido, indeciso y lleno de fobias, fracasará al escribir una novela, militará de manera intrascendente e involuntaria en un grupo de izquierda (lo que lo vinculará estrechamente al Mayo de París) y hasta experimentará un caso de hemorroides que lo llevará al borde de la locura. Su único refugio es un viejo sillón Voltaire donde se sienta a escribir en su cuaderno, y donde también decide "volverse loco un rato" cuando la situación así lo exige. En París, sufrirá por el alejamiento de su esposa, y se desenamorará tanto de Francia como de Ernest Hemingway, aunque su esperanza parece resurgir cuando en sueños conoce a la mujer de su vida, a la que llama Octavia de Cádiz, y se convence de su existencia real y tangible. Según el propio Romaña, todo el libro está escrito en un "cuaderno azul de navegación", y más adelante necesitará uno rojo "de fatídica navegación" para culminar su historia.


El hombre que hablaba de Octavia de Cádiz es la secuela de La vida exagerada de Martín Romaña, y entre ambos componen lo que el protagonista llama "Cuadernos de navegación en un sillón Voltaire". Las novelas son tan extensas como recomendables, sobre todo para los adictos a la melancólica figura del antihéroe, aunque lo más destacable es el sentido del humor, que por momentos aseguran la carcajada.

El saber ocupa lugar




“Avanzan por la casa, silenciosos, inocentes. No logro detenerlos.” Escribió Carlos María Domínguez en La casa de papel. La acumulación de libros y su propia distribución en un espacio reducido es, para muchos, un problema de proporciones bíblicas. Incluso en algunas oportunidades, puede tener consecuencias para la propia salud; como en el caso de del compositor Charles Valentin-Alkan,  quien fue encontrado muerto, aplastado por su biblioteca, el 30 de marzo de 1888.


El escritor francés Georges Perec, en su libro Pensar y Clasificar, intentó enumerar las formas posibles de organizar una biblioteca: alfabéticamente, por país o continente, por colores, por encuadernación, por fecha de adquisición, por fecha de publicación, por formato, por géneros o grandes períodos literarios.

Ninguna de estas variantes es satisfactoria por si sola, el lector debe ir combinándolas de acuerdo a su comodidad, ya que por ejemplo en el caso de organizarlos por fecha de adquisición, se deberá llevar un registro meticuloso que podría complicar aún más las cosas. Si se ordenan por formato, los libros de un mismo autor podrían quedar muy lejos entre sí; y el orden por géneros lleva inevitablemente a discusiones interminables.

Con el avance de la tecnología el problema de las habitaciones atestadas de libros podría llegar a su fin. La aparición de los tablets o del Kindle de Amazon, permiten acumular miles de libros en un dispositivo del tamaño de un folleto o una revista.




Esto representa una gran ventaja para muchos lectores ya que los libros siempre son susceptibles al polvo, la humedad o las polillas; ocupan lugar y a veces es difícil encontrarlos. Aunque siempre habrá una especie de bibliófilos, que encuentran placer en contemplar su biblioteca compuesta por miles de volúmenes de ediciones raras o difíciles de conseguir, producto de años de ardua cacería en mesas de saldos, librerías o ferias.

En si no hay una forma correcta o mas practica de organizar una biblioteca. Esta debe adaptarse a los usos y hábitos de su propietario. No hay que preocuparse por que los demás entiendan su sistema, mientras nosotros sepamos encontrar lo que buscamos sin demasiado esfuerzo.

Para Jaques Bonnet una biblioteca es “innegablemente el reflejo, el doble de su propietario. Aquel que sepa descifrarla con sutileza verá dibujarse el yo profundo del bibliotecario estante tras estante.”

lunes, 6 de septiembre de 2010

Nunca más


Un triste aniversario. Un 6 de septiembre de 1930 se producía el primer Golpe de Estado en la historia constitucional de nuestro país. El General José Félix Uriburu derrocó a un Hipólito Yrigoyen bastardeado por la prensa y resistido tanto por la oposición conservadora como por la misma clase media que le había dado su apoyo en las elecciones de 1928. La crisis económica mundial y la debacle política, apoyadas en la imagen personalista de Yrigoyen, fueron las principales causas del derrocamiento.


De allí en adelante, se inició una historia que se repetiría de forma constante al menos una vez por década. Al golpe de 1930 le siguieron el de 1943, cuando Juan Domingo Perón derrocó a Ramón Castillo; a su vez, el propio General Perón sería derrocado en 1955, a manos de la llamada Revolución Libertadora. En 1962 tuvo lugar el cuarto golpe de Estado, esta vez a Arturo Frondizi. Apenas cuatro años más tarde, Juan Carlos Onganía deponía en el poder a Arturo Illía, esta vez amparado bajo el nombre de Revolución Argentina. Finalmente, en 1976 llegó el Golpe de Estado más violento de la historia argentina. El Proceso de Reorganización Nacional, que derrocó a Estela Martínez de Perón, desapareció más de 30 mil personas en su supuesta guerra antisubversiva.
Si bien todos los golpes de Estado son violentos, tomando como medida que la Constitución Nacional deja de tener vigencia y todos los derechos y garantías individuales son cercenadas, la violencia física comenzó a hacerse explícita en el golpe de 1955. Por primera vez, y sea de manera clandestina o pública, decenas de opositores o simpatizantes fueron fusilados. Rodolfo Walsh narra estos hechos en la novela inaugural del género de la no - ficción, Operación Masacre.
Mientras que en los cuatro primeros golpes, el Ejército tomó el poder de manera provisional, en 1966 y en 1976 se establecieron de forma permanente, en lo que se conoce como Estado Burocrático - Autoritario.
Lo que llama la atención de estos procesos políticos es el apoyo que tuvieron por parte de los medios de comunicación a lo largo de la historia y de diversos sectores de la sociedad, desde la clase media hasta la Iglesia Católica. El dolor y el terror impuesto entre 1976 y 1983 se convirtió en un reclamo constante de justicia y verdad, y un llamado a que no suceda nunca más.
Hoy se espera que el de 1976 haya sido el último golpe de Estado. Hoy se cumplen 80 años del primero, allá por 1930. Y no hay nada que festejar.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Un día como hoy


No sé con qué armas se luchara en la tercera Guerra Mundial, pero sí sé con cuáles lo harán en la cuarta Guerra Mundial: Palos y mazas

A. Einstein


El primero de septiembre de 1939, utilizando como excusa un falso ataque a un puesto fronterizo, Alemania invadió Polonia y dio comienzo a lo que fue el conflicto armado más grande y sangriento del siglo XX.

Los factores que lo desencadenaron son varios y se fueron cocinando con el tiempo hasta que finalmente la olla desbordó. El tratado de Versalles que prácticamente había desmantelado al país, el derrumbe financiero de la década de 1930 que hizo que la republica de Weimar no fuera capaz de mantener el orden interno y los problemas étnicos agravados por las modificaciones fronterizas llevadas a cabo luego de la primera guerra mundial son solo algunos factores que influyeron en la llegada de Adolfo Hitler al poder y posteriormente al desencadenamiento de la guerra.

Transcurridos los tres días que las potencias europeas le dieron a Alemania para salir de Polonia, el 3 de septiembre el Reino Unido, Australia, y Nueva Zelanda le declararon la guerra, seguidos rápidamente por Sudáfrica, Francia y Canadá.

La Segunda Guerra Mundial involucró a más de setenta países y se cobró las vidas de casi  60 millones de personas.  Los dos bandos involucrados fueron los Aliados (entre los que se encontraban el Reino Unido, E.E.U.U., Francia y la Unión Soviética) y el Eje (conformado por Alemania, Italia, Japon y Rumania, entre otros).  


Luego de seis años de lucha, las armas quedaron en silencio y los sobrevivientes se encontraron en un mundo cambiado. Europa quedó destruida, sin comunicaciones, sin infraestructuras, sin suelo apto para el cultivo y sin industrias. Su geografía también había cambiado, la reorganización territorial ocasionó que millones de personas se vieran desplazadas y desarraigadas de sus lugares de origen.

Estados Unidos y la Unión Soviética quedaron enfrentados por cuestiones políticas y comenzaron su propia guerra no declarada, la Guerra Fria.